Friday, September 23, 2011

La Montaña Rusa De Emociones

Mr. D. me habló en una mañana lluviosa, acerca de El Artista, y contaba que este estuvo mucho tiempo de su vida bajo la influencia de sustancias quimicas en busca de un mejor feeling, casi siempre buscaba un feeling de placer, pero a veces (según me contaba) el Artista lo hacia, solo para sentirse igual que los demás a su alrededor, asumiendo que ellos se sentian mejor que él.


Desde su perspectiva, le resultaba imposible de entender que ningún ser humano pudiera sentirse tan mal como él.


A veces su búsqueda era solo por el mero “good feeling”, ése que le permitia perderse en una realidad creada por el mismo, la cual, de alguna manera, ponia una Cortina ante la realidad que los demás percibian, y asi, él se sentía tal vez mejor…


Aún así, en ocasiones, con todo lo que podia ingerir, no llegaba a sentirse como deseaba, y eso le provocaba frustración, y como resultado, creia que la solución era incrementar la cantidad, la dosis de cualquiera que haya (n) sido la (s) sustancia (s) que habia consumido antes.



En esa jornada, repetida varias veces durante cada dia, y siempre detrás de lo que el Artista llamaba “el sube”, a veces, se incluian otras sustancias, o se mezclaban con la original… todo en la búsqueda incesante del maximo “good feeling” posible.



Había que, de alguna manera, alterar el persistente estado emocional indeseado, (esas combinaciones de sentimientos de miedo, el sentirse inadecuado, culpa, superstición, etc.) que según él, le acosaba, y a veces tomaba forma fisica, o se movia dentro de él, creando incomodidad, confusión, falta de esperanza, dolor y malestar físicos…



Mr. D. aseguraba que esa era la expresión de un caos interno que se evidenciaba de forma tal, que la manifestación de éste era algo que los demás llegaban a calificar de insanía.


Probablemente porque no lo entendian, y porque, era la única forma conocida por ellos para poder etiquetarlo.


En su propio entendimiento, limitado por el folklore tan primitivo que habia venido absorbiendo toda su vida, El Artista busco respuestas en religiones que aparentemente le ponían en contacto con su realidad espiritual y le ayudaban a entender sus vibraciones.



Esto se hacia por medio de rituales que incluian ruidos muy peculiares, una atmosfera de humo y lenguaje confuso, frutas y comida esparcida por todo el lugar, cuerpos de animales muertos y ensangrentados, ofrendas a deidades con nombres de Santos Catolicos y seres mitológicos de procedencia Africana.



En varias de sus canciones, El Artista llego a incluir temáticas referentes a su religión y a las deidades específicas con las que se identificaba, o a las que agradecia y exaltaba.



Pero con todo y la devoción, y el respeto/miedo a estas cosas que supuestamente deberian de ser de ayuda y traer claridad, eso terminó añadiéndole más a la confusión que ya existía en él.


Y asi se creó un círculo de nunca acabar, un carrusel en el que parecia volver a pasar (otra vez angustiado y lleno de interrogantes) por el mismo lugar, que no era geográficamente el mismo, sino ese lugar interno de desesperanza, de inseguridad, ese pozo sin fondo en el cual él se sentia ir cayendo, alejándose de La Luz.


Aparentemente, su carisma, su creatividad y el talento infinito que poseía, tambien servían para darle forma a una realidad de dolor y tristeza, profundamente sentidas aún en los momentos de estar bajo las luces y con todas las miradas, y la atención absoluta, posadas sobre él y cada uno de sus movimientos y palabras.



Su salvacion parecia tomar lugar cuando llegaban a él las melodias tan peculiares que emanaba su creatividad.


En el momento de la inspiracion, se apoderaba de él ese Entusiasmo. (Mr. D insistió en que escribiera Entusiasmo con la inicial mayúscula en toda ocasión).


El Artista encontraba los momentos de mayor felicidad en su soledad, y de manera inconsciente, sentia que era en esos momentos cuando estaba en mejor compañía. Pero temía… ese sentimiento aterrador le sobrecargaba la mente y le congelaba físicamente, hasta el punto de la inacción.
Y asi, continuaba el ciclo, el carrusel de la adiccion: habia que buscar alivio temporario, recuperar la auto confianza y continuar creando…en solitario, sin nadie a quien poder explicar nada de lo que se estaba dando en él.


El habia decidido cerrar las puertas de sus sentimientos más intrinsecos, porque en realidad no tenia forma de poder expresarlo en palabras que alguien quisiera escuchar.



El ciclo continuaba, y se manifestaba en letras ritmicas que creaban un mejor material para el espectáculo suyo frente a las masas.



El Artista se sentia, simplemente incomprendido como persona ordinaria, pero todos disfrutaban, y unos pocos comprendian la magnitud de su talento y su capacidad para entretener… cada uno de sus pasos, gestos, y palabras, era digerido y disfrutado por su gran audiencia sin importar en que lugar del planeta estuviera.

Era ahi cuando llegaba la catarsis temporaria, porque al terminar el momento, detrás del escenario le esperaban los sentimientos oscuros que de alguna manera iban con él a donde quiera…

(Fragmentos del libro “El Artista”, de la autoría de Lorenzo Fénix)

***

El autor del E-Book titulado “El Artista” es Lorenzo Fénix, un versátil y prolífico Escritor Creativo Bilingue, Productor de Radio & TV, y Creador de Contenido para Medios de Comunicación (Media Content Creator), basado en NYC.

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