Saturday, September 17, 2011

Capitulo II De EL ARTISTA

Capítulo II


La Vida De El Artista



Era un día Miércoles después del mediodía, Mr. D. me dijo que me hablaría acerca de la vida del artista.

Me imaginaba que esta iba a ser una historia de algún individuo en particular, con descripciones de lugares, gente, situaciones, experiencias, y todo lo que forma de parte de una historia bien contada.

Poco a poco, mientras él iba profundizando en sus cavilaciones, me di cuenta de que no se trataba de una historia per se, sino de un profundo vistazo a las raíces de la vida del artista.

Me advirtió Mr. D. que esta es una historia de nunca acabar, que es un tema en el que podemos mantenernos en discusión, infinitamente.

Para una persona común y corriente, el escuchar decir “La Vida Del Artista” trae a la mente la imagen de personas viviendo en medio de la opulencia, con todas las comodidades posibles para un ser humano.

Mas en el caso de Mr. D., nunca se sabe hacia donde se va a viajar con cada conversación, por obvia y simple que pueda parecer al principio.



Esperé unos minutos antes de ponerme a escribir, porque quería darme cuenta de cual era el ritmo de su discurso en el día de hoy, me fui dando cuenta de que, dependiendo del clima y otros factores
ambientales, Mr. D. podía tener un discurso pasivo y melódico, aunque a veces no era necesariamente así.

Y de lo que me decía, iba yo aprendiendo, saboreando las palabras, creciendo…inmerso en el feeling de haber vuelto al más feliz de todos mis momentos, como si estuviera en un playground emocional que tomaba forma virtual en mí, y en mi inmediato alrededor…así era durante cada conversación.

Mi instinto infantil, mi sedienta disposición, me desviaban del propósito de mi escritura, por eso me apresuré a escribir, como siempre, divirtiéndome, mientras una letra o símbolo, en secuencia, iba plasmando lo que entiendo entre todo lo que Mr. D. me va impartiendo.

Lo que mas recordé fue que en su discurso, Mr. D. decía que la mayoría de los artistas poseen un regalo que casi nunca entienden, y que son gente que tienen mentalidades muy diferentes a la del ciudadano ordinario.

En las sociedades de todas las latitudes del mundo hay gente a las cuales se les considera como “artísticas”. Y lo más normal en los casos de tales personas, es que el individuo a menudo se encuentre (o se sienta) solo.

El Artista se convierte en alguien interesante que concita la atención, y todo por medio de La Luz que emana, esa que es evidente para quienes le rodean; el artista también divierte, entretiene, o hace pensar…siempre logrando dar a entender que es un ser humano peculiar, diferente.

Es muy cierto que la mayoría de los artistas utilizan su arte para compensar por su naturaleza antisocial.


Lo que contribuye a hacer de El Artista una persona diferente, es, nada más y nada menos que el compendio de sus experiencias en la
vida.

El alma del artista evoluciona por medio de las experiencias que la vida le provee, y de esa manera es que el alma avanza hacia lo que algunos le llaman Nirvana.

Depende mucho el desarrollo de su talento, de la manera en la que El Artista haya asimilado y utilizado sus experiencias, pero ante todo, él debe de haberlas sobrevivido, para así poder trascender a ellas.

Detrás de todo esto, existe un proceso…y tiene que ver directamente con las cosas que le despiertan tal o cual emoción súbita, las cosas que lo disparan, esas “cosas” que actúan como dedo que aprieta el gatillo, descargando el volcán interno.

Esas “cosas” no tienen límite, todo lo que existe es una de esas “cosas”.

Mr. D. me ilustraba este concepto diciéndome que hay olores, colores, sabores, ruidos, sonidos, gente, combinaciones de gente, objetos, palabras, frases, etc. que causan una reacción en El Artista, que bien podría ser buena o mala, destructiva o constructiva, y que todo está sujeto al hecho de que el individuo haya logrado (o no) identificar esa “cosa” específica como algo que activa sus emociones y las hace manifestarse por medio de él, eso que lo “dispara”.


Ocurre además que la manifestacion de esas “cosas”, ya sean individualmente o en combinación, pueden incitar en la mente del artista, algunas vagas memorias, o sentimientos depresivos, o
alegría, etc...es infinita la cantidad de sentimientos que estas “cosas” evocan.

La parte importante, el reto constante para el ser humano (y mayormente para El Artista) es desarrollar la capacidad para lograr manejar las emociones resultantes de tal proceso. Tales emociones crean energías, vibraciones, urgencias internas en el individuo, que sólo se pueden definir como impredecibles, por lo profundo de su naturaleza.

El tema del autoconocimiento en el artista es recurrente, quiera o no, pues es ese el meollo de todo su existir.

El es, en sí mismo, el Universo al que hay que explorar, él es, en sí mismo, el punto de partida y la Frontera Final.

Cada artista es diferente a los demás artistas, ninguno es repetible. Es tarea de cada uno el hallar sus propias cualidades.

Cada uno ha tenido un pasado diferente, la serie de experiencias, la secuencia de eventos, la influencia del ambiente, sus innatas cualidades, etc. son combinaciones que no se pueden replicar en más de un individuo.

Las posibilidades son infinitas en el sentido de lo que se considera al conjunto de características personales que conforman la personalidad de un artista.

Es probable que una de las características que comparten muchos artistas sea la de experimentar a menudo un sentimiento de culpa.


Eso sucede, entre otras ocasiones, cuando El Artista decide crear algo que desafía a las normas, o si logra crear algo que es único en su clase.

De alguna manera, el artista teme no ser aceptado por medio de su obra.

Es ahí en donde se da la asociacion entre la aceptación (o la falta de esta) que recibía el artista en su infancia, una etapa de la vida en la que siempre hay que someterse a alguna autoridad, ya sean los adultos de la familia, o figuras de autoridad en instituciones como la escuela, la iglesia, etc.

Las personas a quienes el artista ha considerado como importantes en su infancia, y cuya aceptación y aprobación buscaba, eran quienes decidían cual sería la autopercepcion suya, eran gente que por medio de sus actos y palabras le dejaban saber: “Eres aceptado o no, eres lo suficientemente bueno o no, etc.

Y es así como se va formando la autoestima, llevando al artista a desarrollar (o no) la autoconfianza en sí mismo, la certeza de que todo en su vida está bien, que siempre hay esperanza de mejorar, y que tiene razones para sentirse amado, reconfortado.

El caso contrario a lo anterior, es simplemente devastador, y es hasta milagroso el proceso mediante el cual, ocurriendo tanto dolor y sufrimiento, El Artista llega a veces a la edad adulta, llevando consigo un gran equipaje emocional que puede alcanzar proporciones devastadoras si es que no tiene cuidado de como actúa en sus relaciones íntimas, o de amistad, negocios, etc.


En la ausencia del apoyo familiar a temprana edad, se crea en El Artista la duda acerca de su propia valía, y además se cimenta la falta de afecto que alimenta sentimientos de miedo y desamparo, entre otros demonios.

Al artista se le hace normal el sumergirse en su creación como forma de huir de sus demonios, eso es un mecanismo de defensa efectivo, pero tiene fecha de expiración.

Porque al fin y al cabo, los demonios no se van a ningún lado, están ahí como parte de sus experiencias, y van cobrando fuerza, y a veces vida propia, a través de los años.

La batalla constante entre El Artista y sus demonios, tiene un más alto porcentaje de victorias a favor de los demonios.

Hemos visto ya en bastantes ocasiones como estos terminan con la vida de El Artista, después de agriarle la existencia por largo tiempo.

Desde luego que no tenemos estadísticas para avalar esta aseveración, pero la experiencia que tenemos de primera mano, sugiere que así es.

Es difícil para El Artista, en determinado momento de su vida, decidir que su arte y su talento deben de ser su única ocupación, esto es, si es que tiene memorias de su infancia en las cuales ofrecía sus creaciones y encontraba desaprobación o indiferencia hacia sus humildes logros.

Muchos artistas detienen su desarrollo a temprana edad por esas razones, y el constante feeling de sentirse como un individuo inadecuado empieza a tomar forma dentro de él, convirtiéndose poco a poco en una realidad que se va reforzando…y va
encontrando evidencia de esto en su entorno inmediato, por donde quiera que vaya, y con quien sea que le toque interactuar.

Y de ahí, no hay manera de saber qué tipo de bestia con forma humana puede llegar a crearse.

Recordé que en varias ocasiones, Mr. D, bromeaba, diciéndome que los asesinos en serie, la gente que comete todo tipo de crímenes horrendos, son posiblemente artistas que no llegaron a desarrollarse por la falta de aceptación y afecto.

Si no es que ya el artista ha abordado esos asuntos y los ha resuelto, de seguro que va a terminar enfrentando esos mismos
sentimientos estando ya en edad adulta, con eso, acrecentando la incomodidad de ser Artista, ya teniendo credibilidad como tal, y en el fondo, aún no habiéndose sobrepuesto a su reacción ante emociones las cuales ya debía de haber aceptado y aprendido a manejar.

Simplemente, la falta de madurez, es una característica muy común entre los artistas.

Si sus vagos recuerdos aún le causan dolor, es necesario el enfocarse en ellos para buscar la forma de darle un giro a su propia reacción y a la manera en que se autopercibe el artista.

Es tarea difícil, pero en todos los casos, El Artista termina en mejor forma, y su talento y su arte se amplían, resultando en obras artísticas mas memorables.

Y de paso, obtiene una nueva perspectiva que abre sus sentidos y su percepción en lo general, un feeling de frescura que aflora en su vida como individuo, y que evidentemente se manifiesta, mejorando la calidad de ésta exponencialmente en todas las áreas.




La Capacidad Creativa De El Artista

El Artista es capaz de crear obras que pueden considerarse, de alguna manera, casi espirituales.

Son de esas cosas, que al tenerlas frente a nosotros, cuando nuestros sentidos logran percibirlas, algunas veces no podemos creer que la mente de alguien haya podido crearlas. Es como si el individuo hubiera logrado enlatar un lapso de tiempo en el cual lo Divino es el ingrediente vital, y con eso, nos transporta…

El Artista tiene la capacidad de poder manipular las emociones nuestras y en ciertos casos, hasta hacernos mover a la acción de lo que nos pida.

Aún y cuando el receptor de la obra no haya tenido contacto personal con el creador de ésta, ni tenga la menor idea de quién sea, ni su nacionalidad, ni sepa nada acerca del individuo, puede suceder que se logre una conección humana por medio de su creatividad, que de alguna forma afecte el discurrir de la vida del receptor.

Hay algo en El Artista que puede transportar al receptor de su obra a un lugar especial, a un mundo en el que le habla directamente al corazón.

El Artista nos puede hacer viajar a ese lugar diferente, un lugar en donde el lenguaje del corazón es el idioma oficial.


Sin saberlo, El Artista, al sumergirse en el proceso creativo y dejar de lado sus mecanismos de defensa, se entrega de forma tal que encuentra (incidentalmente) la manera de conectarse con las emociones humanas universales que trascienden toda barrera posible.


Es algo más allá del mero lenguaje, no existe regla alguna, no hay emoción vedada…y es así como El Artista, al ser testigo de la recepción que encuentra su labor, se da cuenta de que al traducir sus ideas en su obra final, empieza cada vez más a sentirse deslumbrado por las emociones que su labor produce, y de paso llega a sentirse atraído hacia su trabajo de crear, teniendo a la nada como único ingrediente disponible.

El Artista encuentra la manera de convertir en universal una situación específica (de orden personal a veces) la cual le interesa explorar.

El Artista logra, sin proponérselo, crear emociones diversas, que dan lugar a cambios importantes y positivos en la vida del receptor. Es así que, en muchos casos, nace la chispa en algún receptor en términos de convertirse en artista al igual que aquél que le ha tocado el alma.

Es casi imposible de descifrar para el receptor lo que dentro de él ocurre en ese momento, pero lo que sí entiende es que su talento, consciente de él o no, adquiere más vida, más necesidad de expresión, y de ahí, suceden muchas cosas, se crean circunstancias que le llevan a crear, a seguir los pasos de aquél que le inspiró.

Es así que ocurren los casos de quienes recuerdan, ya como artistas dedicados a su arte, que en tal o cual ocasión, decidieron que serían lo que hoy son, al haber sentido, sin la menor duda en sus adentros,

que su destino debía de ser el expresar su talento para ponerlo a la disposición de los demás humanos.

Y todo porque El Artista logró hacer su Labor Divina, sin saber en realidad lo que estaba haciendo.

El proceso creativo es como un valle oscuro al que se dirige El Artista cuando la inspiración de crear aflora en él.

Cada creación puede convertirse en una obsesión que puede superar en importancia a las tareas básicas del humano como su higiene, alimentación, socialización, etc.

El Artista se transporta a una dimensión desconocida, la cual le representa cierto tipo de diversión, pero a la vez siente miedo a lo que pueda encontrar durante el trance…eso sucede en casos en los que El Artista aún no ha madurado y le asalta la duda en cuanto a si su talento es suficiente como para ser aceptado por los demás.

Mr. Downtown trajo a colación el hecho de que en la década de los 80s, el supo de varios artistas de la música tropical que habían sido contratados por un empresario disquero el cual les imponía la forma de representar su arte, y como cantantes de origen humilde que eran, pues debían de someter su creatividad y su arte, a los mandatos del hombre que les proveía de un salario el cual jamás antes habían conseguido en las labores misceláneas en las que se habían desempeñado.

Sin darme más detalles, Mr. D. explicó que muchos de esos cantantes, a pesar de ser altamente talentosos y tener impacto sobre el público, terminaron arropados por una ola de nuevos exponentes, y se quedaron sin poder desarrollar ni sus talentos ni sus propias vidas apropiadamente, logrando solamente sobrevivir
como ciudadanos ordinarios, pero sabiendo dentro de sí que eran dignos de un mejor status social.

Las vidas de varios de ellos tomaron un camino de autodestrucción, empujados por los constantes resultados negativos
de sus gestiones con el empresario, quien solamente tenía en sí el deseo de explotar a los demás, de paso irrespetando el talento, y por su constantemente manifestada irreverencia, les llevaba a dudar de éste.

Era un caballero habilidoso, poseedor de una certera forma de traumatizar a individuos, que aparentemente eran adultos, pero emocionalmente no calificaban como tales.

El Artista necesita más que nada, libertad en el proceso creativo.

Una vez que su talento debe de moldearse a la visión de otros que no tienen sensibilidad por el arte, se crea un compromiso en el cual se deja a un lado la parte espiritual del proceso creativo y se empiezan a seguir patrones de la industria para enfocarse en lo meramente comercial.

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